Después de darle muchas vueltas, he decidido asumir que mi proyecto de vida no lo puedo dejar como “una idea”. En la publicación anterior dije que no me quedaría sentado, y hoy me pongo de pie y empiezo a marchar a paso firme por ser el mejor.
Desde hace cuatro meses estoy a cargo de la Oficina Municipal de Intermediación Laboral OMIL de Combarbalá y he visto en carne propia la desesperanza de muchos de los desempleados de conseguir un empleo, y conseguirlo en esta comuna, de verdad es difícil. Pero ¿porqué quedarse con esa resignación?, ¿Por qué vivir resentido? Si de verdad esto es así, entonces me haré cargo de su gran preocupación, el dinero.
Actualmente las únicas empresas que dan trabajo masivo son las Agrícolas y uno que otro empresario del sector comercio, sin embargo solo de manera temporal o en condiciones bastante límites.
Existen tantos mecanismos y beneficios del estado que lamentablemente no son aprovechados en esta comuna, que incluso los mismos organismos están preocupados de la poca atención que se les presta. Es por eso que he puesto énfasis en la concreción de los programas que llegan a mi oficina, pero con eso no basta, por lo tanto lo que realmente falta es estar en conectividad y comunicación con todos los entes que puedan ayudar a solucionar estas problemáticas de cesantía.
Con todo lo anterior me he propuesto a trabajar duro y convertirme en el mejor relacionador de empresas, elaborador de proyectos e interlocutor oficial de los servicios públicos que entregan o facilitan posibilidades de crecimiento o emprendimiento.
No es fácil pero en un periodo no mayor a un año ya seré reconocido como tal y a la larga de dos años traspasaré las fronteras de esta comuna para trabajar a nivel provincial, y ¿porque no de la región?
No quiero dejar la oportunidad de compartir con ustedes lo que me mueve para orientar mi futuro profesional, mi foco principal son si duda, mis hijas, las mismas que en publicaciones anteriores les digo cariñosamente “mis chancletitas”.
No debo desconocer que todo lo que declaro no es casualidad, todo es gracias a esas largas conversaciones que he tenido con José Martínez, Fernando Román y a la disciplina que entregan en el Diplomado en Gestión y Emprendimiento.
A mi juicio esto es lo más potente que me ha pasado en los últimos años y solo me nace decir: muchas gracias.
Desde hace cuatro meses estoy a cargo de la Oficina Municipal de Intermediación Laboral OMIL de Combarbalá y he visto en carne propia la desesperanza de muchos de los desempleados de conseguir un empleo, y conseguirlo en esta comuna, de verdad es difícil. Pero ¿porqué quedarse con esa resignación?, ¿Por qué vivir resentido? Si de verdad esto es así, entonces me haré cargo de su gran preocupación, el dinero.
Actualmente las únicas empresas que dan trabajo masivo son las Agrícolas y uno que otro empresario del sector comercio, sin embargo solo de manera temporal o en condiciones bastante límites.
Existen tantos mecanismos y beneficios del estado que lamentablemente no son aprovechados en esta comuna, que incluso los mismos organismos están preocupados de la poca atención que se les presta. Es por eso que he puesto énfasis en la concreción de los programas que llegan a mi oficina, pero con eso no basta, por lo tanto lo que realmente falta es estar en conectividad y comunicación con todos los entes que puedan ayudar a solucionar estas problemáticas de cesantía.
Con todo lo anterior me he propuesto a trabajar duro y convertirme en el mejor relacionador de empresas, elaborador de proyectos e interlocutor oficial de los servicios públicos que entregan o facilitan posibilidades de crecimiento o emprendimiento.
No es fácil pero en un periodo no mayor a un año ya seré reconocido como tal y a la larga de dos años traspasaré las fronteras de esta comuna para trabajar a nivel provincial, y ¿porque no de la región?
No quiero dejar la oportunidad de compartir con ustedes lo que me mueve para orientar mi futuro profesional, mi foco principal son si duda, mis hijas, las mismas que en publicaciones anteriores les digo cariñosamente “mis chancletitas”.
No debo desconocer que todo lo que declaro no es casualidad, todo es gracias a esas largas conversaciones que he tenido con José Martínez, Fernando Román y a la disciplina que entregan en el Diplomado en Gestión y Emprendimiento.
A mi juicio esto es lo más potente que me ha pasado en los últimos años y solo me nace decir: muchas gracias.